Moravia Ochoa
Estudió periodismo y
español en la Universidad de Panamá. Ha realizado seminarios sobre
Administración cultural, Administración de casas de cultura, Historia del
movimiento femenino, Promoción cultural en Honduras y Cuba. Militante de
izquierda, es poeta y narradora, premio nacional de poesía y cuento del
certamen nacional Ricardo Miró. Ha sido jefa en varios departamentos del
Instituto Nacional de Cultura (INAC), Subdirectora y Directora de extensión cultural.
Al momento de la invasión yanke a Panamá abandonó el cargo para no colaborar
con el gobierno de ocupación.
Vuelve al INAC como
Subdirectora nacional de extensión cultural en 1994 (reintegro). Miembro
fundador del colectivo Poesía a la calle y del frente de trabajadores de la
cultura. Tuvo a su cargo la dirección de dos programas radiales reconocidos:
Itinerario y De aquí en adelante (Radio Nacional y Radio Musical). Agregada
cultural en la Embajada de Panamá en Cuba, y en 1998 vuelve al INAC como
Asesora de la Dirección General en la administración del Dr. Jorge Delgado
Castellano. Entre sus libros de poesía más recientes: Me ensayo para ser una
mujer, Contar desnuda, La gracia del arcángel. En cuento: Juan Garzón se va a
la guerra, En la trampa y otras versiones inéditas, Las esferas del viaje.
Miembro de la Fundación Omar Torrijos. Jurado del premio Casa de las Américas,
Cuba, y miembro destacado del Tribunal Antimpersialista de Nuestra América.
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Cuando María despreció a los rubios
de Oakland
Textos inéditos
2° Premio del Certamen Municipal León A. Soto
De “Eagle” el perro busca cadáveres que no existen,
hijo de gringa que es huésped de lujo en Panamá, todos hablan, es
noticia a color, de primera plana, mas de ti Jovina, y de todas
las víctimas
de la invasión yankee 1989, quién habla, quién de tus huesos?
de las cenizas de tantos quién se ocupará?
Todavía
Si me preguntan a dónde fue el amor
yo les contesto que a la fosa común
Allí está arrodillado, mirando los huesitos la ceniza y lo deforme
el ojo caído en la mitad de la boca
la hinchazón y la espalda
rajada por un trueno
de láser,
allí las manos esposadas
una y la otra amarradas
un tiro en el costado y en la espalda
tal vez al corazón,
el campo de concentración gigantesco
albrook y números al pecho
mount hope el gran crematorio
y el espacio que arde todavía
El cuartel
lo que quedaba del cuartel bombardeado
astillas de pared muñecas rotas,
carne amasada con pan de lágrimas y muertos que
no tuvieron tiempo de saber que morían
mientras buscaban el fusil,
eso, hijos míos del mañana
biznietos gloriosos de los sobrevivientes avergonzados,
eso, lo que quedó fue destrozado
a punta de mazo, a golpes, a odio, a miedo
mientras rugían los usurpadores
frente a las cámaras oficiales democráticas
Dignidad
uno al espanto le puso punto en boca
amelló el filo del aire para seguir de pie
abrió la puerta y puso hamacas
extendió los pasadizos
multiplicó los espacios de la casa
se abrió a la madrugada
al rojo sol martirizado
amor, y mentira si te digo
que me acordé de ti por tus dos ojos
no te lo he preguntado pero sé
que moriste con todo el que moría
y ambos ahora somos sombras
sobrevivientes
lo que queda del ultraje:
vergüenza
dignidad
El militar
porque estaba la lumbre en ellos y
los hijos dormidos
y el barrio alegre a pesar de la terrible amenaza
él le dijo despacio: anda y cierra la puerta
voy a hacerte el amor
quizás el último
Ella puso una llama de fuego entre los ojos
un incendio del bueno
y se prendió.
La T-65 descansaba
y sobre la boca del fusil
cayó su ropa
él miró hacia el reloj ven pronto amor
apúrate no olvides, Isabel,
Tengo guardia a las doce
Espera fiera
Cuando se vio en los diarios y la vio
desnuda
ambos
abrazados
miró con ojos plenos la belleza
de aquel amor
María, quiso saber ¿cuánto tiempo ha pasado?
entonoces fue al cuartel y oyó con toda claridad
que un mes había pasado
y que el bandido aquel
a golpe de martillo golpeaba contra muros a penas en pie
y la ciudad caía en piedritas pequeñitas
Todo era destrucción alli donde agarró el fusil
Ciego de ira buscó las cenizas de su cuerpo y
se metió entre ellas
desde entonces una espera fiera habita
en la ciudad
de los muertos sagrados que pocos
se atreven a nombrar
Angela
Angela, si tú vivieras estos días
si se despertara tu corazón de un salto
desde la muerte a donde fuiste
premeditadamente
mejor dicho asumiendo los riesgos,
te extrañaría enormemente que
eres silencio aún
que nadie te maldice ni bendice ni dice tu nombre
que eres una historia colectiva y difusa
innombrable y temeraria
apenas “los muertos de diciembre”.
Estás allí, seguro, dentro de ese montón,
a quién le importa la soledad de tus viejos zapatos
a quién tu cuaderno de muchacha
tu devastada casa
a quién le importa
a quién le importa, en verdad, Angela,
Agripina o Arturo,
Jovina
tu nombre y tu apellido,
el espacio que antes ocuparas en la casa pequeña,
en las esquinas de la multitud
A quién contarle las razones de peso que tuviste
para alistarte en eso que fuera
patria libre o morir
ni un paso atrás – por Panamá la vida
Una gringuita llamada Sara York
“Noriega is a nice man”
Sara York
no he oído nada de ti Sara York
vestida de pollera
condecorada con cartas y medallas
caballito de troya tal vez
que alguien tomó en serio
no he oído una palabra de ti Sara York
¿qué cosa eres?
corza cascabel
detrás de ti qué cosa Sara , Sara,
qué cosa piensas? dices?
acaso no viste a fondo?
dices que amabas Panamá
te creo
la amabas, la querías
ya se saben las formas del amor
con que tu pueblo ama
vorazmente
a la fuerza
a garrote
a trampa
Sara York qué vergüenza
estás callada
No miedo
No miedo
y mucho menos pánico
no miedo sino horror
no dolor sino muerte
no rencor sino furia
odio que desnivela
el antiguo sentido de la vida
Los cuartos de madera
no huelen a tacitas de café
Pólvora seca yace
el Chorrillo en los
cuerpos.
hoy nadie desayuna
Para la posteridad
para la posteridad
posó la hija en medio de los invasores
sentada enel palacio con ellos
dueña del enorme potrero que ahora era la casa
palacio de las farzas.
El espejo hacía doblemente espantosa
la repugnante imagen
de la mujer y sus amigos riendo
caras pintadas , cascos verdes
Juana que se vendía a los hombres en el mercado público
por el gusto de hacerlo, eso decía y porque
me da la gana y es mi cuerpo
esa noche no pudo ir con nadie,
concibió un pudor nuevo, no tuvo miedo
de los muertos
y los amó muriendo.
A un metro de su cuerpo:
un diario matutino con la foto
de la desverguenza presidencial.
Mi negro, si imaginas
Mi negro, si imaginas
que me acosté con ellos
anda borrando eso,
mira a la Juana que cruzó como loca la
ciudad bombardeada,
no cesaba de gritar
que se la había cerrado la vagina, los muslos, las caderas,
que las piernas se le quedaron pegadas para siempre
yankee go home
aullaba de dolor
Sobre el retrato
Sobre el retrato de los marines
cayeron las excretas, la locura, la rabia
justo en la cara de la mujer sonriente
que con el invasor había posado
en el palacio
ni tiempo tuvo de saber que caía
se miraba corriendo por el barrio
se miraba con el vestido roto huyéndole a un soldado.
Decente fue la Juana
igual que la María
almas en pena, buenas
por ahí han de estar,
junto con su desprecio en su lugar
Los vio llegar
los vio llegar con las ametralladoras
con las M-60 y T-50
ojos de droga
los vio llegar con láser
convertir en infierno negro
la ceniza pegada
a las antes hermosas paredes.
La emisora estatal ya no radiaba
máquinas y papeles ya no eran
sucumbian
Escaneaban
escaneaban las casas
libros
almas
nombres
biografías
estados de cuenta
cargos oficiales
bajo el dedo acusador
de viles delatores
apátridas
ay duelo
ay dolor
ay patria que no eres
Pequeña patria del hogar salvada
libros cayeron por el piso y la casa
por el pasillo y piernas de los
niños:
el invasor ultrajaba el entorno
miedo ya no tenia la mujer
Vengan que pueden acabar con todo
gritó con fuerza opaca
mostrando la desnuda cabeza
casi rapada por la quimioterapia.
Un llanto le cruzaba la razón
El perro de la rabia la arrasaba
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Excelente. Asi es la Moravia que yo admiro y respeto.
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